The director of MIT AgeLab has recognised an Aragon assisted technology pilot project

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La visita de Joseph Coughlin coincide con la celebración, mañana, del congreso “Ideando el futuro de Nuestros Mayores” que se celebrará en el ITA

El departamento de Servicios Sociales y Familia y la Universidad de Zaragoza colaboran para la implantación de prototipos que faciliten el día a día a las personas con algún tipo de dependencia

Un grupo de investigadores de la facultad de Ingeniería de la Universidad de Zaragoza está desarrollando el proyecto Tecnidoscap para la investigación e implantación de tecnología asistida. Este trabajo está encaminado a la implantación de tecnología que permita a las personas con algún tipo de dependencia, permanecer en su entorno o domicilio. El Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) y la Universidad colaboran en el desarrollo de unos prototipos que se han instalado en 15 habitaciones de la residencia de personas mayores Romareda, en Zaragoza. Este es el proyecto que ha conocido el director del MIT AgeLab, Joseph Coughlin.

Coughlin ha visitado la residencia con motivo de la celebración de la celebración del congreso “Reinventando un Nuevo Futuro para nuestros Mayores”. Este encuentro, que se celebrará el 5 de abril, está organizado por el MIT AgeLab y el Zaragoza Logistics Center. Diferentes especialistas analizarán durante la jornada la realidad del envejecimiento de la población en Europa, las necesidades que surgen de atención y cuidados en diferentes ámbitos, sus soluciones y la oportunidad económica que suponen las estrategias innovadoras. En concreto, Coughlin es el fundador del MIT AgeLab, el primer programa de investigación multidisciplinar centrado en analizar en comportamiento y evolución de las personas a partir de los 45 años, el papel de la tecnología y el papel de la innovación para mejorar la calidad de vida de las personas mayores

Este es también el objetivo del proyecto desarrollado en la residencia Romareda. En cada habitación, a través de una pantalla táctil y unos sensores, los residentes pueden controlar la luz, las persianas o la temperatura. Esta información se recoge en unos monitores centrales a los que tienen acceso los trabajadores del centro. Los datos permiten a los cuidadores de la residencia detectar posibles irregularidades que indicarían que el residente se encuentra en alguna dificultad o problema (por ejemplo, un descenso importante de la temperatura puede indicar que hay ventanas abiertas o una luz encendida durante mucho rato por la noche nos dice que hay movimiento cuando el interno debería estar durmiendo).

Este prototipo sirve como punto de partida a la investigación; mediante la recogida de datos y el trabajo conjunto con los cuidadores del centro se pueden añadir nuevas funcionalidades y servicios que respondan a las necesidades de los residentes.

El grupo de investigadores de la Universidad de Zaragoza trabaja en coordinación con 10 trabajadores de la residencia, que han recibido una formación específica para el manejo de la tecnología. Además, los servicios que ofrece se contrastan con los usuarios para que especifiquen la utilidad del sistema y las funcionalidades que añadirían.

La importancia de esta investigación radica en que la tecnología se puede trasladar a los domicilios, de manera que la persona en situación de dependencia puede permanecer en su casa. El potencial de apoyo a los cuidadores de dependientes es enorme porque se puede vigilar a la persona con dificultades sin necesidad de permanecer a su lado todo el tiempo. Además, a través de unos parámetros detallados, la tecnología se puede adaptar a lo que necesita el usuario: apoyo para la movilidad, apoyo sensorial…